El agua es un recurso fundamental, absolutamente imprescindible para la vida y el desarrollo, pero a veces fluyen donde no resultan tan útiles para la agricultura, en ciertos casos, no tiene el caudal necesario, de ahí que el Hombre tienda a dominarlos unas veces lo desvía a otras presas y convierte parte de esos recursos en embalses, verdaderas lagunas artificiales.
Los ríos de Cuba son, en términos generales, de longitud limitada y caudal reducido pero no por eso dejan de tener una importancia capital para nuestro país.
Si el largo restringido y el poco caudal son consecuencias de la forma alargada y estrecha de la Isla de Cuba, la existencia de una divisoria o parte aguas mas o menos central a lo largo del país, orientado de Este Oeste, hace que existan dos vertientes principales, la del Norte y la del Sur. El recorrido relativamente corto de los ríos cubanos origina que la cuenca colectora sea de áreas pequeñas.
Existen en Cuba aproximadamente 900 corrientes permanentes e intermitentes, que constituyen en lo fundamental la red de drenaje natural, de las cuales 563 van directamente al mar y el resto, o sea, 337 corrientes, son afluentes y por lo general los ríos fluyen al Norte o al Sur, muy pocos corren en direcciones distintas a las anteriores.
Los lagos cubanos son en general pequeños, por lo que en Cuba se les denomina lagunas y pueden ser de agua dulce o agua salada. Las alejadas de las costas y sin comunicación con el mar son de agua dulce y las lagunas, cerca de las costas, tienen comunicación con el mar y pueden ser de agua salada o salobre.
Estudios hidrogeológicos recientes confirman que el volumen de aguas subterráneas aprovechables en el país es mayor que el total de agua dulce superficial existente. Actualmente se calcula en 6 400 millones de metros cúbicos el potencial explotable de las aguas subterráneas cubanas.
Por otra parte, Cuba tiene extensos humedales; ciénagas costeras unas, de cuencas otras y también de hondonadas tectónicas.
Toda esta información dictada por el Doctor Antonio Núñez Jiménez, y publicada en su libro El Archipiélago Cubano, nos coloca en contacto con la naturaleza geográfica cubana, donde los estudios de la red hidrogeológica del país ocupa importantes capítulos, dada las relaciones que para la vida tiene el agua y la importancia que a su aprovechamiento le otorga el Estado, no solamente para su uso directo en el desarrollo agropecuario, industrial y social, sino para manejar las reservas disponibles en función de ese avance.
Como en Cuba el Medio Ambiente y los Recursos Naturales son patrimonio común de la sociedad, y constituyen interés fundamental de la nación, su atención integral posee carácter obligatorio para todas las instituciones y ciudadanos. Es por ello que las actividades dirigidas a proteger el Medio Ambiente y utilizar de modo racional los recursos naturales, comprenden principalmente las aguas subterráneas o superficiales en igual forma que los suelos, la atmósfera, la flora, la fauna, los asentamientos humanos y los paisajes, así como los recursos agropecuarios, marinos, minerales y turísticos.
Al promulgar la Ley No. 33, de Protección del Medio Ambiente y del Uso Racional de los Recursos, la Asamblea Nacional
En su conjunto se disponen observaciones sobre normas de pesca, protección de la población acuícola, actualización permanente de los inventarios de recursos hídricos y tratamiento especial a las aguas termales y minero – medicinales, tratamiento de aguas residuales, construcción de embalses extracción de agua subterránea, prevención de inundaciones y delimitación obligatoria de zonas de protección alrededor de cuerpos de agua, así como de cauces naturales y artificiales.
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