Los cristales de la cueva de Los Cristales

Fotos GEGEM

Como Humberto Abreu Umpierre, un joven vecino de la loma de Romerillal, aislado saliente del flanco centro norte de la Sierra de Cubitas, nos había dicho que en una cueva situada a casi una legua de Pozo de Vilató, comunidad rural donde acampamos en los primeros días de abril, las paredes brillaban como espejos, imaginamos que por fin habíamos dado con la cueva de Los Cristales.

El encuentro con Los Cristales siempre deslumbra debido a las increíbles rocas vítreas que tapizan el interior de la espelunca, pero a pesar de su atractivo y ser conocida desde hace muchos años, volver a ella siempre resultó un problema, pues las cosas a veces no resultan como uno quiere.

Se sucedieron encuentros y desencuentros en un monte erizado de dientes de perro donde con cada ciclón los senderos originales desaparecen, se obstruyen y es necesario entonces reubicar la cueva y abrir otros pasos. La cueva de Los Cristales se fue alejando en leyendas y aunque hoy algunos espeleólogos pueden jurar que alguna vez la visitaron, muy pocos podrían ubicarla sobre el mapa y ninguno en el terreno.

 Los primeros estudios.
 
El interés general por esa cueva se debe a la existencia en su interior de grandes cristales de calcita como espejos incoloros con lustre de madreperla, blancas, rojipardas, verdinegras, tapizando los muros o descolgándose en pendientes y cortinas onduladas, por lo que tal vez sea esa presencia vidriosa caso único en la región espeleológica de la Sierra de Cubitas.

En realidad, aunque la calcita es un mineral común en los depósitos sedimentarios, no siempre es fácil de ver pues sus cristales se encuentran en el interior de las rocas calizas donde es el casi único mineral encargado de crear la materia prima para las formaciones estalactícticas y estalagmíticas.

De común, las rocas sedimentarias cubiteras son organogénicas, esto es, formadas a partir de la transformación de conchas de caracoles, restos de corales, huesos de peces y otros animales acumulados por milenios, sin embargo, en este caso la calcita de Los Cristales parece deberse a procesos químicos mediante evaporación de soluciones muy ricas en bicarbonato cálcico, precipitado de las aguas superficiales calientes.

Por dos días los miembros del Grupo de Estudios Geográficos, Espeleológicos y Medioambientales (GEGEM) procedió a un primer estudio de la espelunca abierta en el fondo de una dolina de 5 metros de profundidad que presumiblemente debe su origen a una fractura que corta el flanco norte de la .

Temblores de tierra archivados.

Apenas los primeros pasos y ya nos sorprenden los macizos de rocas traslúcidas que centellean al paso de las luces. Las aguas ácidas hace mucho que lavaron las capas superficiales de estas rocas dejando al descubierto los cristales que aquí aparecen amontonados como una exposición de joyería.

Desde el punto de vista geológico la cueva de Los Cristales precisa otros estudios para interpretar in situ los datos de los movimientos sísmicos de la región y que la espelunca recogió a lo largo de su historia. En ella aparecen impresas fracturas, corrimientos de columnas estructurales y formaciones secundarias cortadas transversal y horizontalmente por movimientos sísmicos, tema de marcado interés para el estudio de la estructura de las rocas de la región y como índice para mantener un registro de las dislocaciones grabadas en el interior de esta cueva, así como su influencia en la geografía.

¿Para qué sirve la calcita?

Con independencia su belleza natural, la calcita cristalina es explotada económicamente para una gran cantidad de usos, incluyendo la fabricación de cemento, piedras de construcción, abono agrícola para tierras demasiado ácidas, e incluso la calcita transparente se emplea en la industria óptica como prisma polarizador de microscopios. También la calcita fundida se usa en la industria metalúrgica y en la fabricación de vídrio. Otra variedad muy común es el llamado espato de Islandia que es un mineral totalmente incoloro y transparentes y muestra con mucha claridad el fenómeno de la refracción doble, otra variedad es el alabastro, empleado como ornamental por sus cristales especialmente finos susceptible de ser pulimentado.

Por desdicha, esta joya de la Naturaleza se encuentra muy antropizada, con daños irreversibles en formaciones secundarias y algunas paredes. Durante años ha sido visitada, entre otros por excursiones desaprensivos donde como siempre cual decide arrancar pedazos de la cueva como recuerdo, violando un irrepetible patrimonio de la humanidad toda.

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