El gran bosque de Siberia, la taiga, se extiende por
7.770.000 km2, y, exceptuando algunos cazadores nómadas primitivos,
está deshabitado. En 1581 Ermak Timofeyevich, capitán de una banda
de cosacos enviados a Siberia cuando Rusia comenzó a conquistar ese
territorio, informó que una de las primeras cosas que él y sus
hombres vieron después de cruzar los Urales fue "un gran
elefante peludo".
Los nativos no se sorprendieron, y le dijeron que solían designarlos con un nombre que significaba "montaña de carne". Esto sucedió un siglo antes de que el diplomático y explorador Evert Ysbrandt Ides sugiriera que el mamontova-kosty provenía de un animal parecido al elefante.
Pero un respetado diplomático francés llamado Gallon hizo un relato mucho más impresionante en 1920. Gallon estaba destinado en Siberia en esa época, y se puso a conversar con un campesino ruso, un cazador que había pasado cuatro años en la taiga persiguiendo osos y lobos.