Tres
años de investigación han sido necesarios para que un equipo de
ingenieros franceses diseñen su interpretación de la energía
eólica para ciudades. El árbol del viento tiene casi 8 metros de
altura, y sus ramas adornan la ciudad de Pleumeur-Bodou en Bretaña,
en el noroeste de Francia.
Jérôme
Michaud-Larivière, el fundador de la compañía de “New Wind”,
comenta que
“La idea
se me ocurrió en una plaza donde vi como las hojas temblaban cuando
no había ni un soplo de aire.“
Luego barajó
la hipótesis de que la energía
“tuvo que
venir de alguna parte y ser traducible en vatios. Otras ideas y
diseños modernistas de turbinas
han llegado a los titulares de los periódicos, pero el árbol del viento
es la primera que integra completamente la forma y función en lugar
de ser un añadido.”