Recientes pesquisas por la zona, declarada Reserva de la Biosfera, permitieron detectar por primera vez la presencia de dos viajeras provenientes de Norteamérica, catalogadas como residentes de invierno (Calidris mauri y Tringa flavipes), declaró a Prensa Latina la Doctora en Ciencias Alina Pérez.
Comentó que las investigaciones posibilitaron también el hallazgo de las variedades Calidris alpina (transeúnte) y Rostrhamus sociabilis, residente permanente.
Unas 200 especies de aves encuentran refugio en la península, situada en el límite oeste de la isla.
La mayoría de las visitantes -aseveró- arriban a la llanura cársica a través de la ruta del Mississippi para evadir los rigores del invierno.
Por lo general, se trata de criaturas de tamaño pequeño y colores diversos, algunos muy llamativos.
En Guanahacabibes ocupan todo el mosaico vegetal pues habitan temporalmente en bosques, manglares, en la flora de ciénaga y en la vegetación de costa, allí recobran fuerzas para continuar el itinerario de la emigración, precisó la experta.
Entre las más asiduas -agregó- figuran la Candelita (Setophaga ruticilla), Señorita de monte (Seiurus aurocapillus), el Cardenal (Piranga rubra), Bijirita trepadora (Mniotilta varia) y Bien te veo (Vireo altiloquus).
Los insectos son el alimento preferido de estos animales sin embargo su dieta incluye semillas y frutos.
Del total de la avifauna vista en el corredor, sólo el 34,5 por ciento pertenece a la categoría de residente permanente, afirmó Pérez.
Conocida también como El Cabo, la apartada localidad destaca por su riqueza ornitológica, un valioso patrimonio forestal y las vistas exclusivas de sus escenarios marinos, salpicados de farallones y diente de perro.(PL)
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