En
los inicios de septiembre de 1960 se nos acercó por el norte de las
Antillas mayores Donna,
que aunque no fue la primera depresión que amenazó a nuestro país
tras el triunfo de las armas rebeldes, si resultó el primero para
nuestra provincia luego de 1959. Sucedió precisamente en el noveno
mes del año, etapa que es uno de los el periodos donde se reporta
para Camagüey el mayor número de amenazas en cada temporada
ciclónica.
A
partir del 7 de septiembre Donna,
siguió de largo por la costa norte del país dejándonos marejadas y
fuertes lluvias en el litoral de los territorios de Oriente, Camagüey
y Las Villas.
Luego
de temporadas ciclónicas con cierta presencia en el país, en
especial hacia la región occidental, el huracán Inez,
que a su paso por la isla de Guadalupe dejo muerte y destrucción, se
presento el 31deseptiembre de 1966 entre Santiago de Cuba y
Guantánamo. En dirección al oeste y ya sobre tierra por
todo el oriente del país, Inez
salio
al Golfo
de Guacanayabo para continuar muy cerca de la costa sur camagüeyana
entrando a tierra de nuevo por Casilda, en Las Villas. En total se
evacuaron, solo en nuestra provincia 22 000 personas. De el diría
Fidel; “A veces se han hecho cálculos y no se ha contado con los
ciclones. Y nosotros tenemos que hacer cálculos contando con uno,
con dos y con tres ciclones. Tenemos que acostumbrarnos a tener en
cuenta no solo factores previsibles sino también factores
imprevisibles”.
Trece
años después, en septiembre de 1976, Frederic,
caracterizado por abundantes lluvias cruzo de este a oeste las
provincias orientales abordando casi en estado de disipación la
costa sur de Camagüey originando grandes inundaciones
Según
las crónicas George,
del
1986
fue un típico huracán de septiembre. Este huracán procedente del
Caribe penetro el día 23 por el extremo este de la provincia de
Guantánamo en ruta hacia Holguín, de donde continuo por todo el
norte de las provincias de Las Tunas, Camagüey y Ciego de Avila para
salir al mar por la zona de Cayo Coco.
El
mas reciente huracán que nos afecto en un mes de septiembre fue el
Ike,
sucedió en el 2008 y su presencia es memoria aun presente pues nos
azoto apenas una semana después del huracán Gustav en tránsito por
las provincias occidentales y porque dos meses después Ike
fue
seguido por el huracán Paloma.
Esta
activa temporada del 2008 ha hecho reconsiderar muchas teorías
meteorológicas sobre
las influencias que el cambio climático podría estar generando en
las temporadas ciclónicas dada su presencia, organización,
trayectoria e intensidad.
Las
TLS sobre Camagüey
Por
otra parte las tormentas locales que a lo largo del año nos pueden
afectar, con independencia de la temporadas ciclónica, se presentan
en cualquier periodo, aunque su máxima actividad se extiende de mayo
a septiembre, clasificándose como severa cuando viene acompañada de
tornados, caída de granizos, trombas marinas, gran actividad
eléctrica y vientos fuertes en rachas, que pueden sobrepasar los 100
kilómetros por hora. También en ocasiones producen intensas lluvias
en poco tiempo.
Sin
embargo, las más destructivas tormentas locales severas suelen
presentarse en el cuatrimestre febrero-mayo, casi siempre
relacionadas con las líneas de tormentas eléctricas que preceden a
algunos frentes fríos. Otro detalle de interés es que la mayoría
se forma en horas de la tarde, sobre todo entre la una y las seis de
la tarde. Dada la rapidez con que se forman, las tormentas locales
severas son muy difíciles de vaticinar con suficiente tiempo.
Investigaciones
realizadas para poder avisar con anticipación la probable
presencia de este fenómeno, aun que siempre existe probabilidad de
ocurrencia en horas de la tarde y una o dos horas después de
registrarse la máxima temperatura del día y aunque el mayor número
de estos reportes se corresponden con zonas alejadas de las costas
aunque éstas últimas no quedan libres de la posibilidad de
ocurrencia.
Se
sabe que estas tormentas se producen casi exclusivamente por nubes
cumulonimbus, caracterizadas por descargas eléctricas y
precipitaciones en forma de chubascos que muy frecuentemente son de
carácter intenso. La vida de una nube tormentosa es corta, alrededor
de una o dos horas.
Septiembre
no solo nos ha de mantener alertas, sino preparados e informados para
enfrentar lo mas álgido, tal vez, de cada temporada ciclónica, pero
a la vez no dejar de lado tormentas locales que como esta que nos
acaba de azotas es un buen llamado de alerta.
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