Metido
a 750 metros de altura, en los cafetales de la loma de Boquerón,
dominando la vista impresionante del valle de Guantánamo, la finca
San Lorenzo, a 24 kilómetros al norte de la ciudad de Guantánamo,
es un cerrado bosque húmedo entre cuyos árboles bloques desplomados
desde los alto o desenterrados por milenios de erosión asoman entre
el monte.
Hace
poco, rondando la región guantanamera, no pudimos evitar la tentación
de desviar nuestra ruta e internarnos hacia donde se localiza el
Zoológico de Piedra en el municipio Manuel Tapanes, rumbo al poblado
de Palenque.
Allí
vimos paisajes y conocimos historias que ahora queremos compartir con
ustedes desde los orígenes de esta increíble simbiosis Humanidad –
Naturaleza.
Por
años Ángel Iñigo Blanco laboró por los cafetales de la región
montañosa. Procedente de una familia campesina, nunca estudió
plástica, pero desde muy pequeño se inclinó por la escultura. De
aquellos años solo recuerda estudios elementales y la visita a una
exposición de pintura luego del triunfo de la Revolución.
Fue
durante sus jornadas de trabajo campesino en la finca San Lorenzo,
perteneciente a la familia Castellano, donde observó las rocas
dispersas y tal vez algunas de ellas despertaron su curiosidad por
las formas que de ella imagino podría sacar. Entonces se le ocurrió
la idea de esculpir en aquellas calizas todo un catálogo faunístico
vinculado al paisaje.
Fue así
como comenzaron a aparecer leones, elefantes, un simio de
proporciones descomunales y hasta animalitos tomados de la realidad
en su entorno local y otros copiados de fotografías de revistas y
a las que nunca ha visto personalmente. Ese catálogo ronda ya las
426 figuras.
Muy
temprano, cuando apenas amanecía y el silencio se adueña del
cafetal, Iñigo se dirigía al punto seleccionado; con hacha,
machete, barreta, pala, cinceles de cabilla y un martillo como única
compañía.
Empezaba
a devastar la piedra y poco a poco ésta cobraba vida
transformándose en una figura, un animal o un objeto. Este hombre
puso manos a la obra el 21 de diciembre de 1977 y desde entonces no
ha dejado de tallar estas esculturas, Las que a partir de su
jubilación pasaron a las manos de su hijo Angelito quien es el
continuador de la obra del creador.
Los
animales en el zoológico de piedra se encuentran dispersos en la
floresta, entre las cañadas y las lomas, por los sumideros oscuros y
la hierba del faldeo soleado, pero a pesar del espacio que hay que
recorrer en este entorno selvático los visitantes lo hacen con
placer por la belleza de su trabajo escultórico, el clima y la
vegetación del lugar. Por todo esto el inusitado Zoológico fue
declarado el 26 de junio de 1985 “Patrimonio de la Cultura
Nacional”
Pero tambien cobran vida tras formas del paisaje rural: el arriero y su larga teoría de mulos, el carretero en plena faena, la tribu aborigen, el palenque de cimarrones ocultos en el pedregal y aquellos hombres que luchan conrtra los fieros jabalíes- El sorprendente bohío, habitación labrada e n la roca impresionanrte por su verismo. Y todo sobre una roca que siempre parece estar en movi9miento.
Hijo
de campesinos Ángel Iñigo nació el 25 de diciembre de 1935 en
Santiago de Cuba, desde pequeño mostró inclinación hacia el
modelado de figuras fundamentalmente de animales.
Más
tarde la familia se trasladó hacia Felicidad de Yateras, en
Guantánamo laborando junto a sus hermanos en una pequeña finca,
sin embargo eso no bastaba y ante las dificiles condiciones debe
emigrar hacia Nuevitas, al norte de la provincia de Camagüey. donde
trabajó en el museo municipal de esa localidad .
Posteriormente
regresó a Guantánamo como Instructor de Artes Plásticas función
que realizó hasta dar inicio a su proyecto del Zoológico de
Piedras.
Siendo
campesino realizó varias exposiciones personales patrocinadas por la
Asociación Nacional de Agricultores Pequeños. Sus primeras
esculturas de gran formato fueron estatuas del líder campesino
cubano Niceto Pérez García y la de Cristobal Nápoles Fajardo, El
Cucalambe,esta última a solicitud de los participantes en el
Primer Encuentro de Escultores.
Íñigo
Blanco, artista empírico por naturaleza autodidacta, primitivista de
gran significado en la cultura de nuestro país, ha recibido por su
trabajo el reconocimiento de ser una de las personalidades de la
cultura y varias condecoraciones. Fue miembro de la Asociación
Hermanos Saíz y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas desde
1976, miembro de la UNEAC además de recibir el Diploma de Profesor
de Méritos de la Escuela de Artes de Guantánamo.
Sin dudas
que el Zoológico de Piedras único de su tipo en el mundo, es un
fuerte atractivo y muy visitado por turistas nacionales y
extranjeros, en lo actual de ese espacio se ocupa la joven directora
Yatmira 0´connor, quien por 16 años fue guía de los visitantes en
la instalación y que conoce cada sendero y sombra del parque natural
junto a sus 12 trabajadores y “Gambao” el perro fiel que le
ayuda e n sus recorridos
Fotos;
Rafael Cruz
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