Reflexiones y experiencias para Elsa, la ”amada de los dioses”


Elsa no debió tomar a nadie por sorpresa. Desde un inicio ya sabíamos que la temporada ciclónica de este año va a ser particularmente fuerte. Puede que abstraídos en temas para controlar y protegernos de ataques tan inmediatos como la presencia de este Covid nuestro de cada día, la copiosa información que recibimos sobre propósitos, proyectos y leyes que se encaminan a enderezar nuestro futuro y en permanente alerta para esquivar lo un bloqueo que aun en su tercera edad se mantiene vigoroso en torno al archipiélago, no hayamos tenido en nuestra agenda cotidiana lo que nos alertaron con meses anticipados.

Es cierto que julio no es precisamente el mes de mayores precipitaciones dentro del periodo lluvioso aunque sí ocurren chubascos y tormentas eléctricas, por lo que aunque no frecuentes no deja de ser probable la presencia de ciclones en el séptimo mes, como por ejemplo ésta entrada en escena de de Elsa, que tronante y rampante desde que se integro a la temporada en el océano Atlántico, enrumbó a tiro seguro y sin vacilaciones contra nuestro país.