“Mayanabo por un turismo sostenible”


La idea de que la actividad turística está reñida de las buenas prácticas ambientales no es más que una realidad muy lejana para el Hotel Club Amigo Mayanabo, ubicado en la conocida playa Santa Lucía de la provincia de Camagüey. Esta instalación turística, que el próximo 26 de julio estará celebrando sus 39 primaveras, comenzó su andar hacia el camino del turismo sostenible en la década de los 90 con la implementación de varias políticas medioambientales por parte del Ministerio de Turismo (Mintur) y del Grupo Cubanacán S.A., las cuales han ido transformando la visión y el accionar del colectivo para con la naturaleza.
Hoy llegan al 2016 con la premisa de que el turismo que se practica en Mayanabo debe ser, según dictan las normas del turismo verde, uno ecológicamente sostenible a largo plazo, económicamente viable y ética y socialmente equitativo.
 

EN EQUILIBRIO CON EL ENTORNO
El hotel ha prestado particular atención a la implementación de las normas ISO 9 000 para la gestión de la calidad y ha enfocado sus esfuerzos para velar por el cumplimiento de las normas ISO 14 000, que establecen el estándar internacional de gestión ambiental.
Según refiere Fidel Ernesto Quirós Castillo, subdirector comercial, de relaciones públicas y calidad del Hotel Club Amigo Mayanabo, “el hotel ha llevado las normas ISO a sus actividades cotidianas”. 
 Precisamente, añadió considerando que el hombre en primer lugar es el ente más importante del medio ambiente debemos garantizar la protección de nuestros clientes internos que son nuestros trabajadores y a los clientes nacionales y los externos que vienen de diferentes partes del mundo. ¿Cómo? Siendo consecuentes con la preservación de la flora y la fauna, especialmente de las especies autóctonas que tenemos acá”.
El Hotel Mayanabo es una entidad que constantemente consulta con el CITMA cada paso, cada inversión y estrategia que quiere poner en práctica y su colectivo tiene vasta experiencia en temas ambientales”, subrayó Rebeca González López del Castillo, jefa del proyecto científico-técnico del Departamento de Manejo Territorial del CIMAC que lidera las investigaciones en Santa Lucía.
Pero… ¿qué acciones concretas ha puesto en práctica el hotel en pro del medioambiente?
Asociado a las políticas y normas regentes el colectivo de Mayanabo ha trabajado para establecer un sistema de gestión integrado que gestione las diferentes áreas, dígase la de alimentos y bebidas o la de alojamiento, en integración con el medio ambiente y lograr que todas funcionen como un sistema único. 
 Alexis Pablo González Chao, director general del Hotel Club Amigo Mayanabo, explicó que “la aplicación de las normas abarca todas las áreas: desde la clasificación de los desechos orgánicos y de la materia prima hasta el mantenimiento automotriz. En las áreas de elaboración de alimentos se realiza la clasificación de orgánicos e inorgánicos y cada cesto está identificado para la recolección adecuada de los desechos”. Un recorrido por las áreas del hotel nos confirma que, efectivamente, abundan los cestos debidamente identificados para que los clientes puedan clasificar sus desechos en vidrio, plástico, aluminio o cartón o papel.
El directivo explicó que en los procesos de fumigación y de jardinería todo se hace atendiendo a las técnicas internacionalmente aceptadas. En los talleres los aceites se recogen y que en el hotel se eliminaron los clorofluorocarbonos (CFC), que tanto dañan la capa de ozono, desde el 2014.
Asimismo existe un local para la recogida de los desechos biológicos y otro para los desechos peligrosos como los tónel de computadoras, los tubos de luz fría y las baterías. “Se han ido dando pasos de avance en todas las direcciones para estar a tono con lo que está establecido para la protección al medio ambiente”, aseguró González Chao.
Cuenta el directivo que hasta hace poco el hotel tenía una construcción violatoria del Decreto Ley de Costa No. 212 que protege la franja de la duna y se demolió el gran muro de hormigón que estaba afectando el ecosistema. En su lugar se colocaron pasarelas y se inició el proceso de recuperación de la duna en el 2014. 
 Un paseo por la playa revela mejorías en la duna y la recuperación de parte de la vegetación autóctona. Para preservar el crecimiento del boniato de costa y evitar la pérdida de la arena los clientes caminan sobre las pasarelas. Estas construcciones de madera en forma de puentes permiten el acceso a la playa de un modo más cómodo y seguro sin dañar las especies de plantas que allí crecen.
Actualmente el hotel está haciendo un movimiento de las masas de arena que se encuentran en los extremos de las áreas de baño. Este fenómeno se produjo por la limpieza mecanizada sistemática de la playa y se agravó con los daños provocados por los huracanes Ike y Paloma en 2008, que modificaron desfavorablemente el ecosistema costero. Para revertir tal situación el Centro de Investigaciones Medioambientales de Camagüey (CIMAC) emprendió un conjunto de acciones para reubicar la arena acumulada en los extremos de la playa y devolverla al interior del mar, lo cual ha propiciado la recuperación del frente de playa y la mejoría considerable del área de baño del hotel, al cubrir algunas rocas que habían aflorado en el lecho marino.
Datos prelimares ofrecidos por el CIMAC confirman que luego de estas acciones la línea de costa, con respecto a mediciones de febrero de este año, avanzó 6,4 m hacia el mar, ampliándose la anteplaya en esta zona de Mayanabo, esfuerzo loable si tenemos en cuenta que casi siempre se habla de retroceso de la línea de costa.
Precisamente todas estas prácticas ambientales sostenibles que implementa el Hotel Mayanabo le confieren un valor añadido a sus servicios y atraen a un conjunto de clientes del primer mundo que valora y agradece la cultura del cuidado del entorno natural. Refiere Fidel Quirós que “desde el punto de vista comercial ofrecemos a los turoperadores internacionales y a las agencias de viaje nacionales información sobre cómo el hotel preserva el medio ambiente y las acciones que se acometen en torno a este de forma tal que los clientes que nos eligen como destino se sientan en un entorno ambientalmente seguro”.
No es de extrañar entonces ver diariamente al consejo de dirección del hotel recorriendo y supervisando cada área para detectar cualquier problema, acción que ellos llaman gestión itinerante, y cuya función es vital para el desarrollo de los procesos internos de la instalación.

LA EDUCACIÓN AMBIENTAL: UNA LABOR DE EQUIPO
Pero… la preservación del medio ambiente no es únicamente tarea de los directivos. Una gestión ambiental adecuada debe involucrar a cada trabajador y convertirlo en un participante activo y consciente del proceso. La educación ambiental del colectivo es una prioridad.
Aquí logramos imbricar a todos los trabajadores en esta actividad a partir del intercambio y la comunicación sistemática, porque el trabajo medioambiental no es por campaña ni con acciones para saludar fechas. El cuidado del medio ambiente dura los 365 días del año las 24 horas del día. Por eso la actividad es interactiva y continua. Los directivos solos no pueden llevar a cabo un trabajo de educación y preservación ambiental. Eso es una acción cotidiana”, reflexionó Quirós Castillo.
Y así lo confirman los trabajadores, quienes me explican con palabras lo que sistemáticamente materializan en acciones. Ramón Darias Agrenot, jefe de animación, comenta además de cumplir con las medidas relacionadas con la protección de la duna, el océano y las áreas verdes también se involucran en la educación ambiental. “Les brindamos cultura a los clientes sobre la fauna y la flora cubanas. Estamos implicados fuertemente en eso. Conversamos con ellos para explicarles que no se deben arrojar cabos de cigarros a las áreas verdes ni desechos, que para eso están los cestos con su clasificación. Les decimos que no deben hacer trillos por dichas áreas, sino que utilicen los caminos marcados para ello previamente, puesto que en este hotel tenemos gran cantidad de áreas verdes muy bonitas que se mantienen bien cuidadas, ese es uno de los puntos fuertes del hotel”.
Por su parte, Magalis Suao Gran, jefa de recepción, señala que “las hojas de papel se utilizan por ambas caras y cuando ya no pueden seguir usándose se depositan en una caja que se entrega a materias primas”.
Sobre algunas de las medidas que se toman en las habitaciones manifiesta Yudelmis Rodríguez Ramos, jefa de ama de llaves: “En cada una hay un cartel ecológico que se pone en los baños. Si los clientes necesitan que se les cambien las toallas las ponen en la bañadera como indica el cartel y así solo se lavan las que son necesarias, por lo cual es menor la cantidad de detergentes que se utilizan y se vierten al medio ambiente. Todos los pomos de líquidos que utilizamos aquí son biodegradables, siempre nos fijamos en la etiqueta antes de usarlos”.
Para estos trabajadores es una meta ver convertido el hotel en centro de referencia medioambiental, pues significaría que su empeño no ha pasado inadvertido. “Es muy importante que el hotel sea un centro de referencia medioambiental, pues las personas que vengan se sentirán más comprometidas a preservarlo y se identificarán más con la naturaleza y con el calor humano de nuestro pueblo”, reconoce Darias Agrenot.

EN BUSCA DEL VERDOR NATURAL DE LA LECTURA
La labor en pro del medio ambiente nunca termina y este colectivo siempre anda pensando en nuevas iniciativas que acerquen al cliente a la naturaleza. Por ello el 4 de marzo inauguraron un espacio verde que ha tenido mucha aceptación entre los turistas. The Green Reading Area, o el Área Verde de Lectura como ellos la llaman permite el disfrute de la lectura en un entorno apacible rodeado de las bondades que brindan los ambientes naturales. Comenta Fidel Quirós que el área se creó a partir de la solicitud de muchos clientes que querían evitar la contaminación sonora de los espacios aledaños a la piscina.
Entonces el hotel se dio a la tarea de diseñar un espacio que permitiera una lectura y descanso placentero. Un ranchón pequeño, unos bancos y unas hamacas a la sombra de varios árboles componen el sencillo diseño de muy buen gusto, todo hecho con materiales naturales. Incluso el piso y el librero están hechos con troncos de madera para respetar la estética con la cual se pensó el lugar. El hotel también ubicó casitas para que aves como el totí puedan anidar.
Chantal y Jaroslav Cermak son una pareja de canadienses que agradece la idea, pues según expresan “es un sitio donde podemos descansar en las mañanas, escuchar el sonido de las aves y relajar las tensiones”.
Ramón Darias, jefe de animación, afirma que “muchos clientes vienen por las áreas naturales que tiene el hotel, todo está limpiecito y se conserva. Eso es algo que les brinda salud física y espiritual”.
DE PREMIOS QUE SON DESAFÍOS
Aunque mucho se ha avanzado en aras de un turismo sostenible, no puede pensarse que ya todo está hecho, queda un largo trecho por recorrer para mantener y ratificar las condiciones y reconocimientos obtenidos.
El CITMA ha premiado sus esfuerzos, por eso entre los certificados que encuentra el visitante al llegar figuran el Reconocimiento Libre de Cloro Fluoro Carbono, recibido el 14 de septiembre de 2009, por los relevantes resultados en la eliminación total de los CFC y el Aval Ambiental en abril del 2014. La calidad integral de los servicios del hotel le mereció el reconocimiento de Best Resort en Santa Lucía, otorgado por los Canadian travellers en 2013.
Estos resultados son un incentivo mayor para continuar por el camino pautado.
Para este 2016 tienen como meta que se les ratifique el aval medioambiental, que es un paso indispensable para la recategorización hotelera prevista para el año 2017. Este aval es un reconocimiento que en Cuba es muy similar a la categoría de hotel verde, es decir, una instalación que respeta, trabaja y funciona para y por el medio ambiente.
Si hoy existe una instalación hotelera en condiciones de alcanzar esa meta es Mayanabo por su arduo y sostenido trabajo en función del ecosistema”, acotó Rebeca González, toda vez que agregó que recientemente el hotel pasó una auditoría y su contabilidad fue certificada como aceptable, paso indispensable para alcanzar el aval medioambiental.
Cada día la industria turística a partir del flujo del turismo nacional y extranjero tiene nuevos retos que impone el propio cliente, lo que fue capaz de satisfacer a los clientes en el año 2014 no se puede copiar como una receta para satisfacer los deseos y las demandas de los del 2016. Estamos trabajando en una industria de servicios que está constantemente cambiando y el reto es dar respuesta a todas las necesidades de nuestros clientes”, apuntó Fidel Quirós, subdirector comercial, de relaciones públicas y calidad.
Por sus resultados la instalación turística ha sido la sede en dos ocasiones (2010 y 2012) del Festival del Papalote y de varios encuentros científicos como la Reunión Nacional de Coordinadores de Estudios de Peligro, Vulnerabilidad y Riesgo (PVR) y Jefes de Unidades de Medio Ambiente, que tuvo lugar en marzo. 
 ¿Qué les falta por hacer? Alexis Pablo González Chao, director general del Hotel Mayanabo, explica algunos de los desafíos que afrontan. “Aunque la jardinería del hotel es reconocida por nuestros clientes y visitantes queremos seguir perfeccionándola. Debemos profundizar aún más en la cultura del personal sobre la propia clasificación de los desechos, sobre el sentido de la utilización de los recursos necesarios y la protección del ambiente”.
Y es que el cuidado de la naturaleza es un compromiso moral y un deber esencial que tiene el colectivo consigo mismo, con los clientes y con las generaciones futuras. “Esto es un elemento importante y de sostenibilidad, es una meta del turismo cubano: ser coherente con el medio ambiente porque vendemos, en el caso de Santa Lucía, un turismo de sol y playa y el sol, la playa y el ser humano tienen que estar en total armonía con el medio ambiente. Pero, ¿quién es el fundamental responsable de preservar el medio ambiente? El hombre, y los beneficios de ese cuidado se revertirán en la sostenibilidad de esta actividad económica”.

 Texto y fotos: Damaris Hernández Marí


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