Y por fin el verano y esta generalizada
sensación de felicidad y actividad al aire libre en calles,
piscinas, ríos y playas llenas de personas con un positivo estado de
animo vinculado a toda la luz solar del verano. No hay secretos pues
romanticismo aparte una buenas parte de esa euforia se la debemos a
la serotonina,
importante químico y neurotransmisor en el cuerpo humano que ayuda
a regular el estado de ánimo, el comportamiento social, el apetito,
la digestión, el sueño, la memoria, el deseo y hasta la función
sexual.
Ademas de
mejorar el estado de animo el sol nos "alimenta". Pues
cuando sus rayos entran en contacto con la piel provocan que una
enzima se transforme, lo que da lugar a la producción de vitamina
D, una sustancia esencial para multitud de procesos biológicos
que garantizan una buena salud La medicina moderna recomienda
tomar el sol 15 minutos al día
(exponiendo la cara y brazos es suficiente), varias veces por semana
para
garantizar el suministro
de esta vitamina D, que contribuye a fortalecer el calcio
esencial para los huesos.
También
mantiene
a raya la tensión
ya que dicha vitamina reduce los niveles de la hormona
paratiroidea,
encargada de regular la presión
sanguínea. Por eso, al tomar el sol, la tensión baja.
Por otra parte y entre otros muchos beneficios el sol también es un
buen
regulador
del biorritmo
implicado con el sueño y el ánimo,
entre otras cosas y mejora
afecciones de la piel
como la
psoriasis y el acné.
Sin
embargo no se confíe, la
radiación solar que incide sobre la piel se compone por rayos
UVA, UVB e infrarrojos,
tres tipos de radiaciones que
actúan de manera diferente y pasan factura a quien se excede con la
exposición solar. Las radiaciones UVA representan más del 95% de la
radiación ultravioleta, producen un bronceado ligero en la piel pero
su exceso afecta a las fibras de colágeno, por lo que esta
se
debilita, reseca y hay más flacidez, provocando
manchas
y alergias,
además del envejecimiento
prematuro.
También aumentan el riesgo de cáncer de piel
Los
rayos UVB son
más fuertes y llegan a
penetra
hasta la epidermis
donde activa el pigmento
llamado melanina, generando un bronceado
intenso. Como dichos rayos
llegan a las capas profundas de la piel, son los responsables del
enrojecimiento
de la piel y las quemaduras.
El exceso de radiación UVB es también un factor de riesgo para
el desarrollo del cáncer
de piel.
Los
rayos infrarojos producen calor pero no broncean.
Genera un enrojecimiento
cutáneo
inmediato provocado por una vasodilatación, pero desaparece
en pocas horas.
No hay que confundirlo con
los da;os producido por los rayos UVB. Si
te excedes llegan a las capas más profundas
de la piel y producen radicales
libres,
dando lugar a flacidez.
Es
necesario conocer que la incidencia de los rayos del sol sobre la
tierra no es la misma durante todo el día. Las horas centrales, de
12 del día a 4 de la tarde , son las peores para la exposición
solar
ya que el sol está perpendicular a la tierra y la
radiación es mucho más elevada,
por lo que causa más daño en la piel.
Disfrute
pues de cada verano, de su bullicio y de su sol, los parques, ríos,
piscinas y playas son un buen espacio, pero ojo, se ha comprobado que
más
del 80% de casos de melanoma
se podría prevenir, si sabemos evitar el sol,
sin embargo esta enfermedad que en los últimos años ha
experimentado un considerable aumento, especialmente en personas de
entre 40 y 70 años, está asociado a episodios de quemaduras
solares acumulados
a lo largo de la vida. Por ello es tan importante protegernos del sol
desde
la infancia pues los efectos del sol se acumulan: las quemaduras en
la infancia pueden ser cáncer de adulto
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