Para los que residen en la ciudad de Camagüey, el desarrollo urbano nos trae beneficios. Se despliegan centros económicos y sociales, el transporte, los servicios tecnológicos y los órganos institucionales están al alcance de la mano. No hay dudas que quienes residen en las ciudades siempre tienen mejor acceso a servicios de la salud, educación y prestaciones sociales.
Pero, para ciudades metropolitanas como la nuestra y en torno a la cual giran un centenar de repartos y un par de decenas de comunidades rurales, el desarrollo y el medio ambiente pueden entrar en contradicción y aparejar desventajas si no existe una estrategia sostenible y vinculada al medio, por ejemplo, esta la ciudad consume un elevado nivel de recursos naturales, de energía y ni hablar de los grandes volúmenes de desperdicios que cada día se originan.
Comunales tiene sobradas razones para preocuparse con el desarrollo urbano, mientras que acueductos y alcantarillado y los servicios a la población quisieran colocar limites a ese crecimiento donde en igual medida se multiplican necesidades de servicio de salud, seguridad, educacionales y comerciales. Las rutas del transporte son cada vez más dilatadas y la red eléctrica, al igual que la telefónica, no parece tener fin.
Hoy la contaminación sónica y del aire está presente. Los ríos y arroyos, sufren degradación y los mantos acuíferos bajo las calles tendrán que ser revisados.
Sumado a lo anterior tenemos además los problemas sociales que genera el inadecuado control y planificación del crecimiento de numerosos repartos que aun hoy carecen de algunos servicios básicos como la informalidad sanitaria, el acceso a esas áreas y las redes comerciales, todo lo cual genera problemas ambientales que traen mas afectaciones que beneficios en el desarrollo, con una degradación cada vez mas acusada.
¿Será ese el precio de vivir en una ciudad? ¿Es incompatible el desarrollo urbano con el medio ambiente?
Camagüey ha crecido en los últimos veinte años de forma continua, especialmente hacia diferentes áreas donde la densidad de habitantes se ha elevado bruscamente dentro de espacios de nuevos repartos o la ampliación de otros ya existentes, como los casos de Paco Borrero, Jayamá, Los Coquitos, La Esperanza y La Nueva Esperanza, Alturas del Cerro, Buenos Aires, El Porvenir, San Francisco, Las Delicias, y muchas veces sin tomar en cuentas prescripciones de asentamiento urbano lo que se traduce a la vuelta del tiempo en complicaciones estructurales de todo tipo.
Esa contaminación del medio ambiental provocada por el crecimiento de la urbe, inciden significativamente sobre el surgimiento de otros tipos de actividades, por ejemplo, centros comerciales, de recreación o servicios, que demandan mayores áreas y terminan afectando el espacio público, particularmente las áreas verdes con las consecuencias que todos conocemos y sentimos.
Un tema hacia el entendimiento entre el desarrollo urbano y el medio ambiente, es la autoridad del gobierno y su gestión conciliadora para asumir la adecuada planificación que conlleva organizar, desde la base y con perspectivas, el desarrollo sostenible de la comunidad incorporando de manera amplia y democrática el hacer de los nuevos vecinos ya que son ellos, en definitiva, los actores principales del desarrollo social.
En Camagüey esa preocupación estatal se tradujo hace muchos años con la elaboración de las normas de control urbano, las que por largo tiempo se mantuvieron engavetadas, ahora, la acelerada urbanización y la necesidad de extender las redes de servicio publico, mas los fenómenos climáticos que hacen retroceder antiguas lindes de crecientes o reducción de las aguas subterráneas, vuelve a colocar sobre el tapete el tema de la búsqueda del equilibrio entre desarrollo urbano y medio ambiente.
Ese es un camino ahora iniciado por el gobierno local junto a numerosos especialistas donde se han dado los primeros pasos, Para nosotros, lo más importante es que se ha comenzado a andar.
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