Entre los 19 y los 23 kilómetros por sobre la superficie terrestre, en la estratósfera, un delgado escudo de gas, la capa de ozono, rodea a la Tierra y la protege de los peligrosos rayos del sol. El ozono se produce mediante el efecto de la luz solar sobre el oxígeno y es la única sustancia en la atmósfera que puede absorber la dañina radiación ultravioleta (UV-B) proveniente del sol. Este delgado escudo hace posible la vida en la tierra.
Desde 1974, los científicos nos han advertido acerca de una potencial crisis global como resultado de la progresiva destrucción de la capa de ozono causada por sustancias químicas hechas por el hombre, tales como los clorofluorocarbonos (CFCs). Le tomó al mundo demasiado tiempo entender estas advertencias tempranas.
Hoy, la comunidad internacional es tan sólo un mero espectador que año a año ve desaparecer la capa de ozono a través de los informes sobre su disminución y sobre los comprometedores incrementos de radiación ultravioleta y los daños acumulados en diversos organismos vivos.
Los problemas ambientales globales, y especialmente la protección a la capa de ozono, reciben la máxima atención del estado cubano, ni siquiera en los momentos más difíciles de la crisis económica provocada por la desaparición del campo socialista europeo y del recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los EEUU. Se dejaron de priorizar tan importante tema.
Durante el 1992, Cuba ratificó el convenio de Viena y el protocolo de Montreal. Desde entonces el país trabaja con celeridad en la reducción y eliminación gradual de sustancias agotadoras de la capa de ozono (SAO). En el plano internacional nuestro país mantiene una destacada actividades en esta esfera.
Con el auspicio del Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal, Cuba desarrolló en los últimos diez años 39 acciones de proyectos de cooperación por un monto superior a los trece millones de dólares. Entre estos proyectos se encuentra el de eliminar de clorofluorocarbonos (CFC) en la fabricación de aerosoles industriales, eliminación total de bromuro de metilo en el sector del cultivo del tabaco y el programa de sustitución de refrigeradores y aires acondicionados altamente consumidores de energía eléctricas y portadores de CFC, de la revolución energética.
En Camagüey se destacan acciones en los proyectos de reconvención de equipos de refrigeración y aire acondicionado comercial con el uso de alternativas libres de CFCA así como el proyecto del plan de gestión de refrigerantes para la eliminación de los CFC.
Para la capacitación de buenas prácticas de refrigeración, Camagüey ha preparado más de 550 mecánicos. La sustitución de más de 2,3 millones de refrigeradores ineficientes con CFC; reducción de la demanda máxima en 2,48MW, equivalente a una inversión de 248 millones de dólares; ahorro de 2 476 GWh en un año, equivalente a 705662 toneladas de combustible, equivalente a 451 624237 dólares en un año: sustitución de 200 mil aires acondicionados ineficientes, altos consumidores de energías, ahorro 360 GWh en un año, equivalente a 102, 572 toneladas de combustible y equivalente a 64 592 dólares en un año.
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