Conocido también
como cuco chaparral, el correcaminos es famoso por la velocidad de su
carrera, ya que puede alcanzar los 40 kilómetros por hora, así como
por la facilidad con que cambia de dirección o se detiene, para lo
cual se sirve de su larga y erecta cola como balancín.
Contrariamente a la imagen amable que se nos ha transmitido de él a través de los dibujos, el correcaminos es un implacable cazador desertícola que mata a picotazos a sus presas hasta hacerlas literalmente papilla. En su dieta diaria incluye pequeños mamíferos, aves y lagartos, aunque su plato preferido son las serpientes. En sus territorios de caza, resulta fácil verle andar con parte del ofidio asomando por su pico, ya que no le cabe entero en el estómago.
Contrariamente a la imagen amable que se nos ha transmitido de él a través de los dibujos, el correcaminos es un implacable cazador desertícola que mata a picotazos a sus presas hasta hacerlas literalmente papilla. En su dieta diaria incluye pequeños mamíferos, aves y lagartos, aunque su plato preferido son las serpientes. En sus territorios de caza, resulta fácil verle andar con parte del ofidio asomando por su pico, ya que no le cabe entero en el estómago.
Sin embargo esta rápida ave ha sido popularizada por las tiras cómicas y en lo actual disfruta de simpatías. Su vida en el desierto norteramericano le ha obligado a especializarse de tal forma que le hace muy vulnerable a pesar de su extraordinaria resistencia a la ausencia de agua y las altas temperaturas.
Por supuesto que el coyote, otro ejermplar de las zonas áridas, se encuentra entre sus tenaces perseguidores.
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