“Vigilar
el tiempo para proteger la vida y los bienes “ es el lema que este
año preside los actos por el 23 de marzo, Día Mundial de la
Meteorología, como signo de las preocupaciones de la Organización
Meteorológica Mundial por un galopante cambio climático previsto
por los especialistas para el presente siglo.
Con cada 23 de
marzo los 189 miembros de la OMM celebran el Día Meteorológico
Mundial para conmemorar la entrada en vigor, en 1950, del Convenio
por el que se estableció la Organización. Un año después la OMM
fue designada organismo especializado del sistema de las Naciones
Unidas.
Expertos de todo el
mundo otean preocupados el horizonte ante las amenazas que se
levantan, pué con independencia del agotamiento de los recursos
naturales, la contaminación, la deforestación, la construcción de
presas, están poniendo de manifiesto la posible influencia humana en
este cambio. Fenómenos climáticos cada vez más virulentos como El
Niño parecen confirmarlo.
Otro ámbito de estudio importante es la
previsión de catástrofes naturales relacionadas con la
meteorología, como las tormentas tropicales o las inundaciones.
Sin dudas que los cambios climáticos han acompañado a la Tierra desde sus inicios y que ellos debieron de tener protagonismo en no pocos sucesos que hoy aparecen grabados en rocas y restos fósiles diseminados en todo el mundo. Sin embargo, con la aparición de la humanidad los vinculos con el clima resultaron fundamentales para el desarrollo de comunidades y oleadas migratorias de uno a otro continente.
Fue el tiempo el
factor fundamental en ese movimiento que llevó a las primitivas
hordas a dispersarse y fundar pueblos que sentaron bases para la
actual civilización cualquiera que fuera su idioma, color o
creencia. Fue sin dudas el clima el principal inductor de aquellas
ciudades y estados., algunas veces también golpeadas por
inundaciones, olas de calor, tsunamis, huracanes, tifones y
glaciaciones.
A pesar de eso la
aplicación del conocimiento meteorológico puede ser también base
para el desarrollo. Por ejemplo, las pérdidas agrícolas achacadas a
las condiciones meteorológicas pueden con una rápida información
meteorológica disminuir las pérdidas causadas por plagas y
enfermedades. En las regiones propensas a la sequía, la utilización
de boletines meteorológicos ajustados a esa zona permite aumentar
los rendimientos de los cultivos.
Debemos recordar
que La Tierra se constituye por tres partes fundamentales; una parte
sólida llamada litósfera, cubierta en una buena proporción por
agua (llamada hidrósfera) y ambas envueltas por una tercera capa
gaseosa, la atmósfera. Las relaciones entre ellas producen
modificaciones profundas en sus características. La ciencia que
estudia estas características, las propiedades y los movimientos de
las tres capas fundamentales de la Tierra, es la Geofísica. En ese
sentido, la meteorología es una rama de la geofísica que tiene por
objeto el estudio detallado de la envoltura gaseosa de la Tierra y
sus fenómenos.
Con los años se
comprueba el ascenso de las temperaturas a medidas que crece la
presencia de tormentas, por ejemplo, durante el mes de marzo la
temperatura media se incrementa con respecto a los dos meses
anteriores, pero suele ser todavía un mes fresco o ligeramente frío.
Sin embargo, en los últimos diez años este tercer mes del año se
ha comportado muy variable y algo más cálido que lo normal, por lo
que el actual marzo se preve un mes fresco, con temperaturas
máximas cercanas o por encima de lo normal y mínimas también
cercanas o por encima de lo normal en todas las regiones del país.
En Cuba las primeras observaciones meteorológicas de superficie con rigor científico se iniciaron el primero de marzo de 1858 en el Colegio de Belén, de los curas jesuitas, tomándose la presión atmosférica, temperaturas y datos del estado del cielo. Esas observaciones se continuaron haciendo cada 6 horas hasta que fue nacionalizado el colegio y el observatorio al principio de la Revolución en 1959.
En 1904 un Decreto
del Presidente Tomás Estrada Palma orientó fundar un Observatorio
del estado cubano, inaugurado en 1908 y ejerciendo como Director del
mismo a un excapitán de la marina mercante de apellido Carbonell. En 1913 el funcionario
solicitó crear la plaza de Subdirector del Observatorio Nacional y
por oposición ocupó el puesto de Director adjunto el Capitán de Corbeta e ingeniero Civil, Arquitecto, Dr. en
Ciencias Físicas, Ciencias Naturales y Ciencias
Marítimas José Carlos Millás Hernández, (22 de enero 1889 - 28 de noviembre 1965)
Conocido por sus estudios sobre las temporadas de huracanes en el Atlántico como "padre de la meterología tropical" Millás solicitó la ayuda de personas que realizaban el trabajo que hacían desde el Colegio de Belén y formó una red de observaciones de superficie por todo el país quienes remitían al Observatorio Nacional, desde los telégrafos de los correos los dastos recogidos diariamente. En 1924 Millas fue nombrado Director en Propiedad estando en esa posición hasta su retiro en 1961 con 78 años de edad.
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