Mucha
gente apenas observa que comenzó a nublarse y siente los primeros
truenos, multiplicados hoy con estruendosos ruidos o sacudidas, busca
guarecerse en su casa o en un lugar seguro hasta que mejore el
tiempo, mientras este proceso natural estudiado por la ciencia rompe
enigmas y reserva otros misterios aún por esclarecer.
Alguna
vez escuché: Camagüey es la ciudad en la que más rayos cae, aunque
en criterio autorizado del avezado meteorólogo Roger Rivero Vega tal
cosa no puede afirmarse con certeza por no existir una estadística
nacional que registre ese fenómeno.
Esta
urbe por estar ubicada en una región lejana de las costas, con
condiciones propicias para la formación de nubes y complejos de
nubes de convección profunda, de características continentales,
resulta muy propicia para formarse rayos.
“De
hecho, los estudiosos han concluido que los tornados tienden a evitar
los grandes núcleos urbanos, sin embargo la ciudad de Camagüey es
probablemente la ciudad de Cuba más afectada por el
impacto directo de tornados que han llegado a pasar por encima de la
Plaza de los Trabajadores”.
JULIO
FUE UNO DE LOS MESES MÁS FRESCOS Y LLUVIOSOS
El
Investigador Auxiliar del Instituto de Meteorología, Premio Nacional
de Meteorología 2007 y Orden al Mérito “Carlos J. Finlay”
considera que el presente 2013 es excepcional en Camagüey por la
cantidad de tormentas, con un número muy elevado de descargas
eléctricas y sostuvo que falta por ver parte de la etapa más álgida
de la temporada de huracanes.
“De
hecho julio fue uno de los más frescos y lluviosos de la historia de
la región. Las causas radican en que ha habido permanencia notable
de vaguadas superiores en los vientos del oeste – entre 3 y 5
kilómetros de altura – y bajas frías superiores sobre la región
desde el comienzo de la estación lluviosa.
“La
existencia de aire más frío de lo normal a niveles superiores de la
atmósfera es muy propicia para el desarrollo de la convección
profunda con tormentas eléctricas e incluso de tormentas locales
severas”.
¿Qué
origina los rayos?
“Este
es un problema científico que estará sobre la mesa por mucho
tiempo, ya que su estudio experimental es costoso y no se aborda en
casi ningún lugar. Sabemos que el rayo ocurre entre dos regiones con
alta diferencia del potencial eléctrico pero ya no está tan claro,
como es que esta diferencia de potencial puede producirse en las
nubes.
“El
modelo más común es que dentro de las corrientes verticales – de
hasta 20-40 metros por segundo – que ocurren en las nubes
conectivas profundas (cumulo nimbos) se produce una separación de
cargas positivas y negativas entre las gotas que residen en
diferentes regiones de la nube, proceso que es favorecido por la
formación de cristales de hielo a alturas superiores a la isoterma
cero que se encuentra entre 4000 y 5000 metros de altura sobre el
suelo en Cuba.
“Una
vez que se ha producido la primera descarga esta nube cumulo nimbo
cuyo tope puede estar entre 10 y 14 km de altura, se ha transformado
en una tormenta eléctrica con lluvia y puede estar acompañada hasta
de granizos, vientos superiores a 25 metros por segundo y tornados.
Tradicionalmente las tormentas eléctricas eran denominadas
turbonadas en Cuba”.
Es
apasionante conversar con este hombre Vicepresidente de la Sociedad
Internacional de Meteorología Agrícola (INSAM), Experto Consultor
sobre Vulnerabilidad y Adaptación al Cambio Climático de varias
Agencias de Naciones Unidas y del Centro de Cambios Climáticos de la
Comunidad del Caribe.
Muchas
interrogantes conformaron el cuestionario de preguntas ¿Qué es
lo más peligroso la descarga eléctrica, los relámpagos o los
truenos? ¿Existe alguna forma de registrar ese fenómeno ¿El rayo
cuándo cae que temperatura alcanza? ¿Por qué los rayos son
más frecuentes de día que de noche? ¿Por qué razón hay
personas alcanzadas por rayos y no mueren? ¿Qué influye en ello?
¿Este fenómeno que se ha originado este año guarda alguna
relación con el cambio climático? ¿Qué se recomienda
cuando se complica el estado del tiempo para la protección humana o
de equipos?.
De la primera interrogante sintetizó: “Indudablemente que la
descarga eléctrica es la causante de la casi totalidad de
afectaciones asociadas al rayo mientras que los relámpagos y los
truenos son solo parte de este hermoso espectáculo de la Naturaleza.
“Decimos
que la casi totalidad, porque la intensidad luminosa en distancias
muy cercanas a la caída de un rayo sobre un árbol ha sido capaz de
tatuar – por radiación ultravioleta – la estructura de las hojas
del árbol sobre la piel de personas afectadas.
Podemos
entonces decir que, si usted vio el relámpago o escuchó el trueno
entonces ese rayo ya no lo va a matar”.
Un
alto en la conversación y opinó: “Sí existen formas de
registrarlos por observación humana directa (viéndolos u oyéndolos)
y mediante equipos capaces de registrar
las ondas de radio que se emiten u otro fenómeno relacionado. De
hecho usted puede oír los rayos en un radio común.
“Un
colega aficionado amigo se dedicaba a contar los rayos que percibía
durante las tormentas pero no creo que ningún servicio meteorológico
nacional disponga de una red de observación operativa para realizar
estadísticas sobre la ocurrencia de rayos en su área de vigilancia.
Lo
que sí queda registrado en las estaciones convencionales es el hecho
de si durante un día en cuestión se registró tormenta eléctrica
en la estación. Esto permite elaborar estadísticas sobre la
frecuencia por meses de días con tormentas eléctricas y mapas de
frecuencia de tales fenómenos atmosféricos a nivel provincial o
nacional. Existen mapas nacionales llamados de líneas
isoceráunicas”.
El
tiempo de conversación con Roger Rivero transcurre sin darse cuenta
el interlocutor. Es lamentable que el espacio no sea el suficiente
para esclarecer todas las dudas mencionadas.
“La
energía transportada y la temperatura del plasma es tan elevada que
al caer el rayo sobre un árbol y pasar la corriente al suelo ésta
puede fundir los minerales que la forman y al enfriarse este material
producir un tipo de formación rocosa o pedregosa llamada
“fulgurita”.
De
este hecho viene probablemente la leyenda de encontrar una piedra en
lugares donde ha caído un rayo. Puede ser común que en este caso se
diga popularmente que cayó una centella, o sea la piedra formada por
fusión y solidificación posterior de los minerales del suelo. La
centella no cayó sino que se formó en el suelo”.
Una
pausa y continúa: “Las tormentas eléctricas y los cumulo nimbos
asociados a ellos alcanzan su horario óptimo de formación al final
de la tarde y comienzos de la noche sobre la región central de
Camagüey.
“Hay
que tener también en cuenta la presencia o no del horario de verano,
ya que la máxima frecuencia de tormentas es alrededor de las cuatro
de la tarde en horario normal pero a las cinco de la tarde en horario
de verano. En general su probabilidad debe ser mayor entra las tres
de la tarde y las ocho de la noche en el período lluvioso
(mayo-octubre)”.
¿Muertos
por rayos?
“No
hay reglas seguras como para decir que una persona
pueda ser muerta por un rayo directo y otra no. Mejor es pensar que
el impacto directo de un rayo es por lo general mortal o invalidante y
hay que tomar todas las precauciones necesarias para evitar ser
alcanzado por uno de ellos”.
¿Algo
que ver el cambio climático?
”El
proceso de atribución de una u otra característica del tiempo
meteorológico o del clima a determinado proceso o fenómeno
atmosférico es una de las tareas más difíciles y arriesgadas para
un meteorólogo. Y resulta entonces que un año no hace clima ya que
la noción de clima implica el análisis de series de datos de 10-30
años.
“Más
dado que el planeta está atravesando por un cambio climático
llegamos a la conclusión de que cada circunstancia inusitada del
clima y el tiempo atmosférico pudiera estar relacionada con este
cambio. Solo en el futuro, y mirando desde la perspectiva del
2030-2050, nos será posible concluir si estas circunstancias están
ligadas o no al cambio climático en progreso”.
La
jocosidad está presente en el diálogo. Explica que cuando era niño
y había tormentas eléctricas la abuela paterna lo acostaba en el
centro de la cama hasta que cesaban los rayos, mientras él no ha
perdido esa costumbre con sus nietos.
“Si
la actividad eléctrica es frecuente y cercana desconecte todos los
equipos eléctricos, desconecte la cuchilla principal.
Aléjese de las tuberías de agua y similares. Cierre puertas y
ventanas y muy especialmente no haga llamadas telefónicas, una
descarga eléctrica puede lanzarlo por teléfono y matarlo incluso.
Desconecte el teléfono. Los consejos de mi abuela son excelentes,
especialmente si la cama tiene patas de madera.
“Si
se encuentra al aire libre protéjase pero no bajo un árbol elevado
o aislado. Si usted resulta ser el objeto más elevado del contorno
agáchese. Mantenga los pies lo más unidos posible, esto es válido
igualmente si usted está en las cercanías de un cable caído.
Aléjese o acérquese al cable dando saltos con ambos pies unidos.
Si
se encuentra dentro de un vehículo cierre todas las entradas de aire
– puertas y ventanillas. Baje la antena. La carrocería del
vehículo lo protegerá como si estuviese en una jaula de Faraday.
Pero no toque ninguna parte metálica interna del carro”.
Todos
los pueblos y civilizaciones primitivas atribuían la facultad de
producir y lanzar los rayos a deidades de sus respectivas creencias
religiosas o sobrenaturales, por lo que la falta de conocimientos les
impedía elaborar estrategias de defensa adecuadas sobre sus efectos
perjudiciales.
Por:
Enrique Atiénzar Rivero
Fotos:
Yahily Hernández y Porto Ilustración: Internet
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