Engaña a la muerte o engaña el tiempo



Un pequeño animalito, un hidrozoo de apenas medio centímetro de longitud, la medusa "Turritopsis nutricula"... es inmortal.
No inmortal como los vampiros de Crepúsculo, ni como la música de los Beatles, sino real-men-te (hasta lo que la ciencia puede comprobar) inmortal, con ciclos vitales de crecimiento y rejuvenecimiento sin un final aparente.
Tiene un diámetro de 4-5 mm. No tiene un tubo digestivo, sino simplemente un gran estómago, única cavidad interior, de color rojo.
La "Turritopsis" no muere tras alcanzar su estado adulto, sino que es capaz de regresar a su forma juvenil y repetir su ciclo vital hasta alcanzar una segunda madurez... y una tercera, y una cuarta, y así hasta un número de veces que es según los científicos, al parecer infinito.
¿Cómo lo hace?

Esta medusa puede modificar sus células una vez éstas se han diferenciado, y hacerlas retroceder a fases anteriores a su especialización. Se llama "transdiferenciación", un fenómeno que se puede ver, por ejemplo, cuando un órgano dañado regenera sus tejidos. Para el resto de los animales, lo que esta medusa hace sólo sería posible regresando en el tiempo. Modifica sus células, reabsorbe sus tentáculos, y vuelve al estado de pólipo, fijada a una roca... hasta que pasa nuevamente a su etapa de crecimiento, que la lleva a la adultez.

La existencia de este pequeño Ave Fénix hace cuestionar a las Ciencias Naturales la definición misma de ¿qué es la vida?
"Nace, crece, se reproduce... decrece, crece, se reproduce... decrece, crece..."

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