La bahía de Nuevitas, una de las mayores del país, presenta en su
interior el conjunto de cayos Los Ballenatos y posee un sinuoso canal
de entrada, geografía poco común para el resto de las radas
cubanas. Sus costas están bordeadas por una irregular barrera de
arrecifes con predominio de playas arenosas y algunas zonas de
pantanos. En esta bahía de unos 180 km cuadrados desembocan los ríos
Rosalía, Saramaguacan, Minas y San Antonio.
Fundada
a mediados del siglo XVIII la pesca, la extracción de la sal y
algunas pequeñas áreas de cultivo en terreno poco fértil,
constituyeron su principal fuente de ingresos por muchos años, por
lo que el desarrollo de esa comunidad estuvo practicamente estancada
hasta que con el arranque del siglo XX la exportación azucarera y
con ello el ferrocarril tuvo en esta bahía una principal puerta al
exterior que le convirtió en uno de los mas importantes puertos de
Cuba.
A
partir de 1959 el amplio programa económico aplicado por la
Revolución le hizo experimentar un rapido proceso de
industrialización que dificultó en su momento la aplicación de
estrategias de protección sostenible, complicado además con los
vertimientos de una población en crecimiento y los arrastrados por
las aguas del río Saramaguacan, procedente de lugares tan alejados
como el norte del municipio Camagüey y las llanuras de Sibanicú.
Luces
rojas de contaminación galopante comenzaron a ser detectadas cuando
se hizo patente la reducción pesquera, la desaparición de los
manglares costeros e indicios claros de salinización en las tierras
de cultivo.
Con
estos alertas comprobados por los especialistas del Ministerio de la
Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y aun de los propios pobladores
del entorno, el Estado Cubano se comprometió en un programa contra
la contaminación como forma de facilitar los recursos necesarios
para la Planificación Económica de las inversiones ambientales.
Estas
experiencias en el manejo integrado costero en el entorno de la bahía
de Nuevitas acumuló una serie de resultados que repercuten no solo
en la biodiversidad, sino también en el desarrollo económico y el
buen vivir social del territorio. Principal impulsor ha sido el
Proyecto de las Naciones Unidas financiado por el Gobierno Cubano a través del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, con el apoyo del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que bajo el
titulo de “Potenciar y Sostener la Conservación de la
Biodiversidad en el Ecosistema Sabana – Camagüey” suma el
concepto medioambientalista del Manejo Integrado Costero, (MIC), tema
relativamente nuevo a escala mundia.
Este
programa, aplicado en Nuevitas y por vez primera en el Caribe,
permitió unificar al gobierno y a la comunidad en el manejo general
de los diferentes intereses para el desarrollo económico y social, y
a la vez la conservación de los recursos naturales en un plan para
el desarrollo y protección de los recursos y ecosistemas costeros.
El
Programa del MIC en Nuevitas, que forma parte de la Región Especial
de Desarrollo Sostenible, incorpora a sus estudios el archipielago
Sabana – Camagüey, por lo que asoció las zonas costeras de la
bahía , el refugio de flora y fauna en Los Ballenatos y manglares y
el polo turístico de Santa Lucia con sus cayos adyacentes.
Establecido
desde 1996 como estructura de coordinación en las acciones del MIC en
el municipio, el Grupo de Bahía reunió toda la información y los
resultados de trabajos realizados tanto por el CITMA como por las
instituciones interesadas. Entre estas la Pesca, Suelos, Hidrología,
Meteorología, Aduana, Servicio Forestal Estatal, Seguridad Marítima
y el Consejo de la Administración Municipal, así como actores
claves instalados en las estructuras de apoyo a la gestión ambiental,
grupos de supervisión y control, sectores y comunidad y
organizaciones.
De
forma reciente se evaluaron los resultados del programa, el que
mostró un considerable avance en áreas de la protección y rehabilitación y las mejoras ambientales y sociales, expresados en la
disminución de contaminantes, la protección de la biodiversidad, el
mejoramiento de las condiciones higiénico ambientales del paisaje,
la elevación de la cultura ambiental, el incremento en la percepción
de riesgos ante desastres naturales y la asimilación a las medidas
de adaptación.
Con
todos estos programas, métodos y resultados las organizaciones
ambientalistas mundiales, incorporadas al programa en la bahías de
Nuevitas, acaban de publicar el libro Ciudades
Costeras Sostenibles; Una visión,
a la autoría de las doctoras camagüeyanas Mayra Emeria González
Díaz y Nereida Junco Garzón, del Centro de Investigaciones del
Medio Ambiente en Camagüey; Jorgelina Caridad Moré Fundora, del
Centro de Creación de Capacidades para el Manejo Integrado Costero y
Martha González Díaz, de Instituto de Oceanografía.
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