Veamos
este tema: Los ríos que transitan la ciudad de Camagüey no son solo
paisaje urbano, ni capítulos de geografía física y mucho menos
lectura para historias. Es todo esto y aun más, porque ellos, el
Tínima y el Hatibonico, incluyendo su extensa red de afluentes,
están aquí desde mucho antes de que llegara la ciudad. Ellos
ofrecen al camagüeyano en su oficio de generaciones lugareñas las
más importantes raíces del patrimonio de identidad local.
No
se asentó Puerto Príncipe por ventura en las entre aguas del
Hatibonico y el Tínima en un mediterráneo de llanuras, llegaron
soldados y campesinos trastocados en colonizadores de otro mundo en
busca de seguridad, abasto de agua y tierras fértiles. Propiedad que
les hizo plantar bandera en las márgenes de estos ríos que desde
las sabanas cubiteras se empeñan en llegar a las marismas de la
costa sur. Así fue, es y será siempre.
Camagüey,
aldehuela, villa o ciudad, siembre pervivió junto a sus corrientes
de agua trazando la actual red urbana de plazas y callejones, entre
vados y puentes dispersos hacia los cuatro puntos cardinales. Sin
embargo este desarrollo urbano ha marchado demasiado rápido,
quedaron detrás los empeños para proteger nuestros ríos de la
contaminación consciente e inconsciente, al punto que una y otra vez
se ha tenido que volver sobre el tema ya que aunque siempre han
estado junto a nosotros, los ríos camagüeyanos no bien protegidos
como debían, los hemos convertido en zanjones a cielo abierto.
Fuentes contaminadas y contaminantes de alto riesgo a pesar de las
varias estrategias que han tratado sin éxito de aplicarse con
advertencias o sanciones demasiado paternales para quienes agreden
este ecosistema siempre vulnerable..
Por
años especialistas del Ministerio de la Ciencia, Tecnología y Medio
Ambiente se han empeñado en aplicar programas y proyectos para
recuperar en algún modo estos cauces enfermos por derrames de
industrias, agrícolas y urbanos, acelerada la deforestación de sus
riberas, obstaculizados por las represas, invadidos de residuos
domésticos y hasta padeciendo consecuencias del cambio climático,
elementos a generar una gran cantidad de miasmas y albañales que hoy
rodeas a la ciudad como cinturón negro. La amenaza es mucho mayor
cuanto tenemos en cuenta que con este desarrollo la demandas de agua
es mayor.
Consideran
especialistas del Citma que la aplicación de un plan estratégico
que incluya repoblación forestal en amplia franja de las orillas de
los ríos defenderá de momento no solo los cauces sino también el
suelo que las lluvias escurren y depositan como sedimento indeseable
en el fondo. Sin embargo este no es un esfuerzo en solitario, sino
que precisa de voluntad y manos. No parece que a pesar de
declaraciones y resoluciones, se haya avanzado un paso en esta
recuperación, ni siquiera el proyecto benefactor de La Ciudad
Mirando a sus ríos, que no hace tanto y con buena intención trazo
un punto de partida, ni siquiera avanzó lo suficiente como para
vislumbrar su futuro.
Hace
ya muchos años el Fondo Mundial
para la Naturaleza, organización no gubernamental fundada en 1961,
especializada en la conservación del medio ambiente global, alertó
sobre la agonía de los principales ríos proveedores de agua de casi
todas las ciudades del mundo, como
resultado de la acción negativa del hombre, quien a pesar de la
amenaza cierta no todos sus esfuerzos son suficiente,
Por
otras parte nuestros ríos con aguas arrastrando basuras, grasas y
albañales no solo desde hace rato exterminó la fauna acuícola que
en el orden epidemiológico ayudo a proteger la ciudad en una época.
Hoy existe un mayor peligro invisible pero presente como espada de
Damocles; las aguas superficiales contaminadas que vemos indiferentes
correr en superficie se filtran hacia el manto freático, penetra los
acuíferos y constituye un riesgo adicional para el agua pura que
creemos estar utilizando. Usted lo ha tenido en cuenta al beber un
vaso de agua?
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