Aletea otra vez el murciélago de Esmeralda

Águilas, delfines, leones, perros, reptiles y hasta bestias mitológicas como grifos, dragones y unicornios aparecen y se repiten en los escudos de armas de numerosos pueblos de todos los continentes. Con independencia de su santo y seña, ya se sabe que la única comunidad de nuestro planeta que lleva como divisa un murciélago sobre la cumbrera de su escudo es el de Esmeralda, territorio acodado al noroeste de la provincia de Camagüey.

Esa es una historia muy larga iniciada tal vez hace 7 u 8 siglos cuando pobladores aborígenes asentados en la llanura costera  inmediatas a la bahía del Guaney, decidieron, por alguna razón,  levantar sobre un lometón de apenas 40 metros de altura un altar a los mensajeros de Cuibe, a los espíritus de los muertos que alojados en las cuevas salean cada noche a recorrer el mar y los montes.

La mitología indo cubana es más rica de lo que hasta ahora imaginamos, todo su entorno está poblado de dioses y semidioses que residen en cada árbol y en cada animal del bosque, en la lluvia y la tormenta, el sol y las estrellas.

Pero la presencia del murciélago es muy fuerte en las culturas indígenas del Caribe, de allí que su imagen aparezca en dibujos rupestres y útiles de alfarería hallados en las excavaciones arqueológicas, muchas de ellas vinculadas a enterramientos realizados en la penumbra de las cuevas 

De echo, el monumento confeccionado con piedras, restos de conchas y vasijas de barro en la loma de las Tres Hermanas, cerca del reducido caserío de Guaney, es el único conocido en las Antillas y nos muestra la figura de un murciélago de mas de casi cien metros de largo por dos de alto, con las alas desplegadas.

Por muchos años la presencia del túmulo religioso pareció una leyenda, hasta que en la década del 1950 el grupo de aficionados espeleo arqueológico Yarabey realizó en el lugar algunas exploraciones; poco después miembros de la Sociedad Espeleológica de Cuba encabezados por el Dr. Antonio Núñez Jiménez, fueron a ver qué de cierto existía en esa fábula camagüeyana.

El montículo del cual se han obtenido muestras a través de calas de pruebas, comprobó la existencia de un residuario agro alfarero cuya forma sugiere en efecto, la silueta de un murciélago.

Hipótesis sobre la presencia del dolmen hay muchas, pero en realidad no todo esta despejado. Queda por desbrozar las razones por las que fue levantado en ese punto apenas relevante en la geografía y lejos de las cavernas de Cubitas tan ricas en dibujos rupestres y por supuesto, encontrar las huellas de los autores de la obra en lugar tan inhóspito.

En realidad la región debido a evidencias arqueológicas reconocidas, se considera el mayor sitio agro alfarero detectado hasta la fecha en la provincia, sin embargo, eso no basta para justificar la presencia del monumento en un apartado lugar como aquel, pues las lomas de Guaney se adelantan hacia la costa sobre marismas que le rodean casi todo el año, con esteros y zonas pantanosas que desembocan sobre la bahía de sonda, mar interior limitado por la barrera del Archipiélago Sabana Camagüey.

Luego de aquellos datos primarios recogidos y algunos otros trabajos de reconocimiento realizados para finales de 1960, el apartado paraje tornó al olvido y el murciélago del Guaney volvió a sumergirse entre las raíces del monte.  

Ahora un reducido grupo de aficionados a la arqueología y los estudios geográficos del municipio Esmeralda, han retomado la búsqueda del sitio, con el fin de rescatar para la ciencia no solamente el área y la imagen, sino contribuir a su conservación y custodia.

Esta etapa de investigaciones ya iniciada puede ser tan apasionante como la propia presencia del dios murciélago, imagen que por generaciones ha acompañado a los esmeraldenses en sus historias, crónicas y fabulas, por ello es identidad y orgullo de ese pueblo el murciélago que protege  su escudo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario