Conque en este este año tendremos un San Juan virtual, que es como decir aparente, sobrentendido....algo como si, pero no. En este 2021 razones se sobran para hacer un alto en que nos va la vida.
El San Juan siempre va a estar ahí cada 24 de junio, al menos desde el siglo XVII ha llegado puntual a la sita. No será ésta la primera vez en que nos hemos visto en la necesidad de suspender nuestra mejor fiesta o cambiarle fecha. Según crónicas, sobre el 1740 una epidemia de culebras azotó la villa de tal forma que fue preciso hacer evacuar parte de la población. Para aquellos años eramos trece mil habitantes en una 350 viviendas, por demás no había cárcel, ninguna farmacia, un maestro, un medico y tres policías.
Se recuerda que sobre los años 1800 y 1801 las fiestas del sSan Juan fueron suspendidas a consecuencias del indio bravo, una especie de salteador de caminos que aterrorizo con sus crímenes y secuestros a los pacíficos principeños que optaron por mantenerse en sus casas y evitar salir de noche. Leyenda aparte, cuando en la noche del 11 de junio del 1801 sorprendieron y mataron, al susodicho indio se inicio el San Juan . Luego, para 1841 estuvimos en junio grandes lluvias, inundaciones
y ahogados. Al pasar del tiempo con vacas flacas y vacas gordas, guerritas ocales, tormentas tropicales, otras epidemias, zarabandas políticas y [epidemias, los festejos sanjuaneros se dieron o no. Así que ahora parafraseando una antigua conseja de la sierra de Maraquán[ ,”En tiempo de mangos, mango: en tiempo de Covid, Covid” .Como vemos, en torno a las fiestas sanjuaneras se tejen orígenes diversos. Puede que haya sido la concentración de ganaderos en la villa en un mes propicio a la venta de sus animales; puede que debido a temporales que ya hoy no conocemos, obligara a los trabajadores del campo dejar sus labores por un momento; puede que celebramos en la prehistoria local fiestas en homenaje a algún Juan grande de España; pudo la liturgia religiosa de la época motivar halagar con fesrehos a un San Juan ajeno a nuestra Candelaria, patrona de la villa, obviando las ferias famosas por el siglo XVIII de Soledad , Santa Ana o Mercedes. Pero ademas, a qué San Juan festejamos, al ermitaño israelita Juan Bautista o al pescador jordano San Juan apóstol. He ahí un dilema que los lugareños no hemos tenido en cuenta a la hora de calentar los cueros
Por otra parte, y en esas mezclas de fabulas y leyendas sobre los orígenes sanjuaneros, existe aquella que parece acercanos a la realidad, porque aun así es difícil imaginar que las fiestas del San tuvieran sus orígenes en aquellos humildes faroleros - serenos de la villa que con bato al cuello y una media lanza en ristre, de la cual colgaba un farol, se dedicaban cada noche no solo a encender y apagar faroles, sino también a anunciar las horas y el estado del tiempo.
Esta corporación organizada por el Ayuntamiento al menos desde l el siglo XVIII, y a la cual pertenecían solo vecinos de la villa de extrema confianza, comenzaron a adquirir mayor connotación con la llegada de las fiestas del San Juan, toda vez que por feliz idea de algún Alcalde Mayor, fueron estos faroleros, según crónicas, quienes acompañados cada uno por un tamborilero no solo daban la hora y el estado del tiempo, sino que se encargaban de leer en determinadas esquinas, a tambor batiente, y con bastante escándalo, supongo, el Edicto del San Juan donde se prescribían las ordenanzas que regulaban el comportamiento ciudadano en las calles y las fiestas en las viviendas Por supuesto que músicos de la legua y danzantes seguían al farolero de una a otra plaza motivando paseos que llegan hasta nuestros días..
Por un prurito de orgullo profesional me agrada reiterar que desde la medianía del 1930 la Asociación de la Prensa en Camagüey comenzó a celebrar cada 23 de junio, en el salón Roff Garden del Hotel Camagüey, (actual Museo Ignacio Agramonte) ”el Baile de los Periodistas” desde donde el Alcalde leía a las doce de la noche el documento circunscrito a regulaciones del tránsito, horarios de festejos y un llamado al comportamiento ciudadano. En este mismo salón y para el entrecruce de 1940 – 1950, comenzó a ser coronada la Estrella del San Juan luego de un proceso de candidatura y elecciones iniciado en el mes de abril, lo que le abría al San Juan amplia participación popular.
Los festejos, con una dilatada quincena de duración estaban a cargo de los vecinos de los barrios, quienes en reñidas controversias trataban de superar en alegóricas alegres fiestas con musical, ajiacos, y bailes familiares de por medio , en jornadas siempre esperada y siempre memorable
Reconozco que la cuesta abajo del San Juan comienza durante la primera parte de 1970, cuando se improvisó como “tradición” la lectura del bando, pero ahora con un discurso político, primero desde la Plaza de los Trabajadores y luego desde los balcones del edificio de Gobierno, tal y como se hace hoy en día y aunque es elemento insertado y mal tratado en el programa sanjuanero, le ofrece, reconocemos, un peculiar y sano atractivo que todos disfrutamos aunque ya las masas populares tengan poco que ver en su organización. .
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