Los 78 años del ciclón del 32

Esta embarcación fue hallada cinco kilómetros tierra adentro
Fotos: Archivo del periódico Adelante

En la madrugada del miércoles 9 de noviembre de 1932 uno de los huracanes más violentos conocido por la historia de la meteorología cubana, penetró por un punto situado unos 60 kilómetros al oeste de la población pesquera de Santa Cruz del Sur y salió por las inmediaciones de la bahía de Nuevitas, en la costa norte de la provincia.


El central Siboney quedó practicamente destrozado al paso del huracán
Vientos de más de 270 kilómetros por hora causaron enormes pérdida de vidas y daños materiales en la provincia de Camagüey. El mar, impulsado por los vientos, penetró con olas de hasta tres metros de altura unos 25 kilómetros tierra adentro, causando en el primer impacto la muerte a 2 700 personas en el municipio de Santa Cruz del Sur.

Muy lejos de allí, trombas originadas por los vientos huracanados azotaron los pueblos de Camajuaní y Caibarién, también al norte de la isla, causando una treintena de víctimas más.

Miles de heridos fueron trasladados a la ciudad de Camagüey
Se calcula que la pérdida de vidas excedió las tres mil personas entre ahogados, aplastados por los techos y paredes de las viviendas que vinieron al suelo y los desaparecidos. Muchas personas fueron arrastradas por las aguas cuando el mar se retiró, apareciendo sus cadáveres entre los cayos y canalizos de Doce Leguas a más de veinte kilómetros de distancia, o dispersos en el archipiélago de Guacanayabo. Otros jamás fueron encontrados. Las pérdidas materiales se calcularon en millones de pesos, aunque en verdad nunca se pudieron contabilizar.

Estas cisternas de combustible fueron empujados, levantados y revueltas por la fuerza de los vientos
Entre las ciudades que sufrieron más intesamente “el ciclón del 32”, como desde entonces se le conoce en los anales de la meteorología mundial, se encuentran, aparte de Santa Cruz del Sur, Camagüey, Ciego de Ávila, Morón, Florida, Nuevitas, Júcaro, Vertientes, Jatibonico, Camajuaní y Caibarién, así como decenas de grandes y pequeñas poblaciones situadas en la costa sur, desde Cienfuegos al este.

Las indiferencia gubernamental desembocó por aquellos años en comunicaciones deficientes entre el Observatorio Nacional, que contaba con escasos recursos técnicos, y la poblacion, la falta de un coordinado sistema de avisos durante la temporada ciclónica y la ausencia de estaciones sinópticas en el entorno del archipiélago cubano, selló la suerte de las miles de personas al paso del hucarán.

Luego de 1959 y a pesar de los obstáculos colocados por el gobierno norteamericano con un bloqueo de medio siglo a nuestro país, la Revolución cubana constituyó el Instituto de Meteorología con la encomienda de crear un moderno sistema meteorológico, dotando al país de una red de radares meteorológicos que en lo actual se encuentran entre los más eficientes del área del Caribe y Centro América. Camagüey es uno de los más importantes enclaves de la meteorología cubana como polígono de estudios para la lluvia provocada, comportamiento de las nubes y aerosoles espaciales.

Desde este centro se inició la digitalización del sistema de radares en el país cuyas ventajas tecnológicas permiten avances sustanciales en ese capítulo de las investigaciones del clima.

La principal misión del Instituto de Meteorología de Cuba es la suministrar información meteorológica y climática autorizada, confiable y oportuna sobre el estado y comportamiento futuro de la atmósfera. Esta información está dirigida a velar por la seguridad de la vida humana y a reducir las pérdidas de bienes materiales ante desastres naturales de origen meteorológico, contribuyendo directamente al bienestar de la comunidad y al desarrollo sostenible.

Esta tarea se encuentra avalada por un Servicio Meteorológico como Sistema Nacional, con un amplio plan de investigaciones que incluye estudios sobre el comportamiento de las depresiones tropicales, frentes fríos, la capa de ozono y la agrometeorología como apoyo a los programas destinados a la producción de alimentos.

Junto al Sistema la estructura de la Defensa Civil se ha encargo de dotar a la población de una “cultura ciclónica” de información, movilización popular, protección y recuperación, que permite a los cubanos dar respuesta rápida a otras muchas temporadas ciclónicas que Cuba ha enfrentado, con huracanes de tan largo alcance como aquel de 1932, y del que ahora se conmemora su trágico 78 aniversario.

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