Les
diré que siempre he pensado que nuestra ciudad le debe un monumento
a Pancho.
A
Pancho, el león del Casino, que es como le conocieron generaciones
de lugareños y del que aun se pueden escribir numerosas anécdotas.
No se si fue un león legítimamente camagüeyano, sino lo fue al
menos vivió lo suficiente entre nosotros como para otorgarle el
certificado de Hijo Adoptivo porque por años y años convivió entre
nosotros. Tuvo sus amores y sus hijos se convirtieron en los primeros
leones lugareños. Finalmente el 7 de marzo de 1986 Pancho se murió.
Dijeron que de un infarto, en realidad no sé cuanto puede vivir un
león.
Relato
todo esto porque una ciudad con tantos años como la nuestra tiene
también una larga y variopinta historia. En Camagüey no son solo
personajes y personalidades, calles y zaguanes, plazas, parques o
callejones los que marcan hitos de historias y leyendas. Hay hechos
cotidianos, como por ejemplo la fauna sumada a esas crónicas añosas.
Un principal ejemplo de esas historias es, como dije, Pancho.
Contamos también con el aura blanca, el sinsonte principeño, las
guineas de Cadiz, el chivo Nitrato, la loma de la grulla y hasta ese inexistentene Potro Criollo llegado un día desde Alemania.
Maravilla
de maravillas.
Sobre
un pequeño espacio de tres hectáreas anillado por el Casino
Campestre, el arroyo Juan de Toro y el río Hatibonico, el zoológico
de Camagüey, que es en su tipo uno de los mas completos del país,
forma parte desde mediados de 1957 de aquella postal que guarda
nuestra ciudad y atractivo máximo para los mas jóvenes ciudadanos.
Equipado
con jaulas, aviarios y peceras, el zoo posee hoy 918 ejemplares de
diferentes especies, entre aves, reptiles, mamíferos y peces para
presentarnos la impronta de un catalogo de interés para todos y en
especial para los siempre fieles amantes de la Naturaleza que cada
día, y en especial los fines de semana, llenan esos espacios de
senderos sombreados entre jaulas y fosos maravillados de tanta
maravilla del reino animal.
Por
esas sorpresas que te da la vida, Margarita Domínguez Hernández,
nacida en las llanuras de Manantiales, al sur de nuestra provincia y
lejos de espacios costeros, se licencio en biología marina en el
Instituto Superior de Pesca Andrés González Line, y luego
trabajando con la reproducción del camarón paso por La Habana,
Cienfuegos y Santa Cruz del Sur hasta que envuelta en la vorágine de
sus investigaciones para la reproducción y conservación animal
devino en biólogo principal del Zoo de Camagüey.
“Mi
labor con el manejo de los animales consiste ayudar a crear un
habitad lo mas agradable posible para estos animales, velar por la
higiene y la reproducción. En su conjunto siempre hay
una
especies mas exigentes que otras, como por ejemplo las exóticas,
entre estas leones y primates. El espacio que tenemos es muy reducido
y no siempre hay condiciones, asi que faltan árboles o jaulas con
piso de tierra, cosas que le son necesaria a determinados animales. A
pesar de ello se han logrado reproducciones de especies que nunca
antes lo habitan hecho y eso es el resultado y atención que se le
da”.
Margarita,
que continua con sus estudios, tiene a su haber proyectos
conservacionista de especies en un zoológico que lucha por no
convertirse solo en una cárcel para animales, sino algo atractivo
donde las personas disfruten de la espectacular Naturaleza y los
animales, aun lejos de su medio, clima y espacio, desarrollen sus
facultades.
Sobre
la sensibilidad humana
Eddy
Jorge Garay, administrador del centro y con marcada experiencia en su
labor, está orgulloso de su obra, dice que de forma reciente se
realizaron reparaciones y mantenimiento por mas de dos millones de
pesos en sus instalaciones. “Este es un trabajo muy complejo porque
no es un almacén de animales, sino un lugar de exposición con las
condiciones necesarias, con la alimentación variada y suficiente.
Hemos logrado balancear esos alimentos y hacerlos estables gracias a
la sensibilidad por parte de los proveedores, aspecto en que el
sector de Comunales nos ha ayudado con marcado interés”.
“Le
veo un buen futuro al zoo, interviene en esa cuerda Margarita,
contamos con personal calificado y se conforma una empresa
independiente y especializada que va a dirigir esta actividad. Eso
nos dará oportunidad de conocer realmente lo que hace falta a cada
especie animal y lograr resultados que se puedan medir a través de
proyectos. También debemos sumar, añade la biólogo, una mayor
relación con los medios de comunicación. Necesitamos divulgación
como parte de la educación de las personas para el trato con los
animales. Hay manifestaciones de indisciplinas durante las visitas a
nuestro espacio, agresiones y burlas a los animales. Los primates,
por ejemplo, son muy susceptibles y eso los estresa de tal forma que
se enferman y dejan de comer”.
Hoy
por hoy el concepto de los zoológicos en el mundo ha evolucionado,
ahora se utilizan grandes espacios que permiten una mejor interacción
biológica y la prueba más reciente la tenemos en la reciente
operación Arca de Noe, en la que Cuba recibió desde el continente
Africano ejemplares para la revitalización de las especies aquí en
cautiverio y otras no conocidas. Esas operaciones de intercambio
también se realizan en nuestro país entre uno y otro zoológico e
incluso se ejecutan programas de ayuda a otros zoo nacionales con el
auxilio de sus especialistas.
El
zoo camagüeyano a pesar de su buena presencia y número de animales
en exposición tiene en su contra el lugar que ocupa. Insertado en el
contexto de la ciudad y bordeado de avenidas y calles principales de
intenso tránsito, la constante iluminación nocturna, con un estadio
deportivo a pocos metros y festivales, ferias y festejos que toman
como escenario el Casino Campestre u otras instalaciones de los
alrededores, producen altos niveles de ruidos que los animales apenas
soportan. Ese sufrimiento se manifiesta en enfermedades, gritos,
rechazo a alimentarse o aparearse.
Tal
vez un arca de Noe.
Por
vez primera se logra en Camagüey el nacimiento de un Macaca
arctoides, simio endémico del sur de Asia y difícilmente aclimatado
en América. Ello dice mucho de la atención veterinaria que se
presta a los animales de zoo camagüeyano.
Tendremos
pues que ir pensando ya, al igual que hemos logrado con el Jardín
Botánico, en un zoológico que reúna las condiciones necesarias.
Nuestros conciudadanos lo saben y el turismo que nos visita con su
ojo critico lo conoce, ya tienen suficiente esos animales con estar
encerrados como para también torturarlos.
Por
eso dije al principio que el león Pancho merecía una estatua. Con
el tiempo y la leyenda el ha devenido en el símbolo de este nuestro
querido zoológico lugareño porque a fin de cuentas Pancho tal vez
no murió del corazón sino de tristeza.
Fotos
Leandro Pérez Pérez
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