Pues bien, según las noticias que nos llegan desde el gélido polo, los hielos se derriten y dentro de poco, nos dicen, miríadas de islas tropicales serán en breve historia antigua.
Eso no es nada, a menos que usted viva con su familia en una de esas islas. Apenas la Tierra tiembla media decena de grados y ya llegan olas como edificios sobre las más pobladas ciudades del Pacífico para barrer a miles de personas y sus pueblos de la faz de la Tierra. Grave situación para usted de ser vecino de cualquiera de esos sitios.
Pero el ser humano tiene hoy problemas donde quiera que resida, desde el alto Himalaya hasta las selvas amazónicas. Terremotos, inundaciones, fuegos, volcanes, secas, tifones, tsunamis. Poca cosa, porque también se dispone de cólera, paludismo, Sida, dengue, cáncer, hambre, lo que se dice toda una panacea para el Armagedón.
Por desgracia muchos aun parecen estar ajenos a la realidad que se nos viene encima, mientras se multiplica la amenaza de una forma tal que apenas si estamos a tiempo de salvar, no ya un espacio sobre la Tierra, sino a la Tierra completa. Nos hemos divorciado tanto del planeta que es como si nos fuera ajena. Como quien mira los toros desde la barrera.
La Tierra es nuestro único hogar. No hay permutas ni tenemos a donde ir, pero a pesar de eso por siglos la humanidad se ha empeñado, luego de dominar a todos los restantes seres, incluyendo a los de especie, en irlos haciendo desaparecer en un increíble genocidio contra el sustento de todos, la Naturaleza en su mas amplia acepción de clima, medio ambiente, vegetación, suelos y mares.
Existe, eso sí, una parte de esa humanidad que a la desesperada, se empeña en ir rescatando lo que se pueda, encaminando sus pasos hacia temáticas del cuidado del medio ambiente con la seriedad necesaria para poder revertir los hábitos que causaron daños, hasta la fecha, a nuestro planeta. Es necesario incorporar la idea que con el correr del tiempo y manteniendo comportamientos perjudiciales hacia el ambiente vamos perdiendo la oportunidad de tener una mejor calidad de vida, vamos deteriorando nuestro planeta y a los seres que habitan en él. Se debe estimular la formación de sociedades socialmente justas y ecológicamente equilibradas, que conserven entre sí una relación de interdependencia y diversidad.
La educación ambiental, en el contexto del desarrollo sostenible, debe generar con urgencia, cambios en la calidad de vida y mayor conciencia en la conducta personal, así como armonía entre los seres humanos y de éstos con otras formas de vida.
En Cuba la políticas de la educación ambiental ha logrado impartir un conocimiento de relación hombre – medio ambiente buscando un cambio de actitud, una toma de conciencia sobre la importancia de conservar para el futuro y para mejorar nuestra calidad de vida. No hay dudas que esa enseñanza primaria, corresponde a la pedagogía, donde la escuela desempeñar un papel fundamental en este proceso.
Por ese camino nuestro país marca un buen paso hacia la formación y desarrollo de hábitos correctos en los estudiantes, en lo concerniente a la protección del medio ambiente en la escuela y sus alrededores, contribuyendo a vincular la teoría con la práctica y a familiarizarlos con tareas y exigencias a escala local. Esto facilita que comprendan la importancia de la protección del medio ambiente y sus distintos factores, a nivel regional y nacional, y cómo una sociedad puede planificar y controlar la influencia del medio ambiente en beneficio de la colectividad.
La educación ambiental debe comenzar precisamente en ese punto, en el seno de la familia y en las aulas. Tal vez no todo este perdido y aun nos queden por delante milenios de primaveras verdes, sin embargo, qué difícil es hablar de todo esto cuando genosidas de oficio crean guerras contra la humanidad. ¿Quién quedará para escucharnos?
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