La lección de la Kon Tiki

Por Néstor Labrada Rodríguez

En ocasión de la visita que hiciera a Cuba  el antropólogo y explorador noruego Thor Heyerdahl (1914-2002) conocido por sus teorías sobre los modelos de  emigración de diversos pueblos de la antigüedad, el periódico “Adelante”, de la ciudad de Camagüey,  realizó en exclusiva  una entrevista  al destacado humanista. Publicada en la emisión del jueves 16 de enero de 1986, las declaraciones de Heyerdahl, a pesar de los años transcurridos, mantienen hoy plena vigencia sobre la preservación del medio ambiente y la paz.

“EL HOMBRE DE LA KON TIKI ”

Muchas veces nuestra imaginación fue en busca de las antiguas y perdidas civilizaciones de los mares del sur junto a la inolvidable travesía de la Kon Tiki. Por años, los relatos sobre aquella expedición han constituido atractivas  lecturas como lo son las aventuras de Marco Polo o la conquista del Everest. Ahora su protagonista esta en Cuba. Con él hablamos del hombre, la lucha por la paz y por la vida. Así transcribimos esta entrevista que realizamos en una apacible tarde de diciembre habanero de 1985.

--Uno de los problemas más importante que enfrenta el hombre en estos momentos –señala Thor Heyerdahl—es cuidar y proteger el medio ambiente. Por supuesto, conozco los daños de una guerra y se que ésta podría evitarse si actuamos inteligentemente. Más aun, no hemos encontrado una vía efectiva para evitar la destrucción del ambiente. Cada día, cada noche, todos los años están siendo contaminados los ríos y los océanos junto al a la atmósfera. El dinero que se gasta en armas debe invertirse en erradicar ese mal, pues no hay otro planeta donde vivir.

La localidad noruega de Larvik, donde nació Heyerdahl en 1914, inspiró sus estudios en geología y antropología. Luego, en la universidad de Oslo se especializó en antropología de las islas del Pacífico. Precisamente en ese lugar, al estudiar la región de la Polinesia, fue donde un buen día comenzó a escuchar la historia de un hombre llamado Tiki que procedente del este trajo a las gentes a poblar esos mundos.

--Todo ello era contrario a las hipótesis que  afirmaban que aquellos hombres habían llegado desde el sudeste asiático, por lo que me pregunté cómo navegaron en contra de la corriente del Pacífico. Pensé, entonces, que esos pobladores pudieron haber llegado de Sudamérica.   

La llegada de la Segunda Guerra Mundial detuvo la investigación. En ella, Heyerdahl intervino como oficial paracaidista en el frente del Ártico junto a las tropas soviéticas que liberaron a su patria. Al concluir la conflagración el antropólogo volvió a sus estudios y decidió llevarlos a la práctica.

En 1947 realizó la expedición de la KON TIKI , llamada así en honor al rey sol del antiguo Perú. Durante ciento un días y a través de ocho mil kilómetros desde el puerto del Callao hasta la Polinesia , Heyerdahl realizó su travesía en una balsa de troncos y juncos en compañía de otros ocho investigadores no menos arriesgados.

-Con esa expedición se pudo probar que era posible que los pueblos de la prehistoria viajaron desde Perú a la Polinesia en embarcaciones rudimentarias, pero no se probó que tales viajes habrían sido posibles -indica el científico noruego. Por tanto después de la Kon Tiki continúe organizando expediciones arqueológicas en la Isla de Pascua y en las Galápagos. Así encontré evidencias de que los pueblos prehistóricos podían haber realizado tales excursiones.

En la década de los sesenta, Thor Heyerdahl se trasladó a Egipto con el fin de demostrar que  los pueblos del África pudieron poblar América a través del Atlántico. Esta vez se construyó una embarcación de papiro similar a la de los antiguos egipcios. La nombraron RA, dios del sol para esa civilización. Los defectos en su fabricación la hicieron zozobrar, por lo que se armó una segunda de ese mismo material. La bautizaron como la RA-dos. Ésta completó el recorrido que se inició en el puerto marroquí de Safi y concluyó en Barbados, a más de tres mil millas del punto inicial.

-El objetivo del viaje era probar que los pueblos africanos de la época precolombina llegaron a las zonas tropicales de América, pues desde México hasta Perú existen razones para plantear esa posibilidad. Ra fue construida  siguiendo el modelo de las embarcaciones faraónicas pero no para demostrar que los antiguos egipcios hicieron tales viajes, sino para constatar que tales recorridos pudieron hacerse en naves de papiro, pues el material se utilizaba en todo el norte de África cientos de años antes de nuestra era. Ahora sabemos que barcos de ese elemento pudieron llegar a las regiones tropicales americanas.

En 1961, durante el Congreso Científico de ese año que se celebró en Hawai, se aceptó la hipótesis de que América del Sur, al igual que Asia, había servido de cuna a pueblos de las islas del Pacífico. Ello representa que América precolombina fue escenario de civilizaciones tan o más antiguas que las europeas. Ese fue el mejor resultado de los esfuerzos de Heyerdahl: demostrar que la civilización no proviene de Europa, sino que la cultura es universal en tiempo y espacio y que la humanidad es biológicamente homogénea. 

-Cuando acepté la invitación de de visitar Cuba- nos dice- yo conocía que su presidente Fidel Castro estaba muy interesado en apoyar el estudio de  la verdadera  historia americana, así como su divulgación. Con todos los honores que merece Colón, no debemos de olvidar que cuando éste arribó a América ya había pueblos en ella con una alta cultura. Es cierto que la  hazaña del genovés cambió el concepto de civilización en su totalidad, pero ningún hombre puede llegar a un lugar y llamarse su descubridor si en él ya existen pueblos. 

-Por esa razón podemos celebrar el medio milenio del arribo de Colón a las costas americanas no como un descubrimiento sino como el encuentro de dos culturas. Estoy satisfecho de saber que Fidel Castro y los historiadores cubanos tienen esa misma opinión y amplias perspectivas sobre el asunto. 

-Quiero agradecer a todas las personas que conocí en Cuba la maravillosa hospitalidad que me han brindado. Son muy sinceras en sus deseos  de levantar este país, evitar la guerra y tratar de consolidar la amistad con todos los pueblos del mundo. 

-Cualquier persona puede hacer el bien a la humanidad, independientemente de su raza, religión y barreras políticas. En mis expediciones a través de los océanos he llevado a personas de Estados Unidos, Unión Soviética, judíos o católicos, hombres que quizás no hayan tenido las mismas ideas políticas o religiosas, excepto aquella que se encamina a la búsqueda de vías más amplias para evitar el armamentismo y la guerra. Conscientes de que deben trabajar juntos para evitar la destrucción de nuestro bello planeta. Esa es la gran lección.

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